Consejos para que tus flores frescas duren más

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Admitámoslo, nos encanta tener flores frescas en casa. Aportan color, luz y vida a cualquier rincón. Pero no olvidemos que la flor cortada al fin y al cabo al haberla privado de sus raíces tendrá un periodo limitado de duración. A pesar de ello con algunos cuidados básicos conseguirás disfrutar de tus flores durante más tiempo. ¿Quieres saber cuales son?

  1. Retira los envoltorios

Sabemos que cuando te regalan un bouquet el envoltorio es precioso, pero la mayoría son de papel o plástico,  con lo que dejar tu ramo envuelto hace que las flores no puedan airearse y que entre los tallos se genere humedad que acabe por pudrirlos antes de tiempo.  Por lo tanto el primer paso es dejarlas respirar, ¡fuera envoltorios y lazos!

  1. Corta los tallos en bisel

Antes de poner el ramo en agua deber cortar los tallos a ser posible en diagonal. ¿Por qué? Aunque nosotros hayamos cortado los tallos en su confección, éstos al contacto con el aire se resecan y el corte se tapona por distintos microorganismos con lo que la flor no beberá correctamente. Cortar los tallos en bisel aumenta la superficie en contacto con el agua  y  favorece la absorción de agua y su transporte hacia las hojas y la flor. Trata de usar unas tijeras o navaja bien afiladas para que el corte sea limpio y no desgarrar o machacar el tallo. ¿Cuánto debo cortar? Es suficiente con 1 o 2 cm.

El corte deberás volver a hacerlo cada vez que cambies el agua, así tus flores siempre estarán correctamente hidratadas.

  1. Evita que las hojas queden sumergidas.

Aunque generalmente los tallos irán limpios de tu floristería, comprueba que no queden hojas sumergidas en el agua. Las hojas no están preparadas para estar sumergidas constantemente con lo cual si eso ocurre se pudrirán y llenarán el agua de bacterias que infectaran el corte de los tallos disminuyendo su vida. Introduce únicamente tallos limpios en el agua.

  1. Agua fresca y abundante

Llena un jarrón a 2/3 de su capacidad de agua limpia y fresca, agua tibia es perfecta, y asegúrate al introducir tu ramo en él que todos los tallos tocan el agua. Es importante que cambies el agua cada día o cada dos días. A veces por falta de tiempo descuidamos este detalle, pero tus flores te lo agradecerán.

  1. Nutrientes

Aunque no es algo indispensable, existen nutrientes específicos para añadir al agua que ayudan a evitar la proliferación de bacterias, hongos, microalgas y otros organismos que afectan a la durabilidad de la flor. En la mayoría de floristerías se regalan en pequeños sobrecitos. Pregúntanos.

  1. Ubicación y temperatura

Las flores frescas sufren mucho con los cambios de temperatura. Es importante tener cuidado de ellas cuando se transportan e intentar no tenerlas mucho tiempo sin agua de un lugar a otro o sometidas a una temperatura elevada.

Aunque en un primer momento pudiéramos pensar que las flores necesitaran luz del sol, es un gran error. Al cortarlas hemos desprovisto a la flor de la mayor parte de su estructura foliar y radicular con lo cual su mejor ubicación es un lugar fresco y sin luz directa de aire. Evita también lugares con corrientes de aire o cerca de un aparato de calefacción o aire acondicionado.

  1. Flores y frutas

 Generalmente tenemos tendencia a colocar nuestro jarrón en el centro de una mesa, y puede ser habitual tener un frutero al lado. Pues bien, aunque pueda no parecerlo, la fruta suele afectar negativamente a las flores. Frutas como el plátano, la manzana, el tomate, el melón… en su maduración emiten etileno. Esta sustancia acelera el envejecimiento de las flores. Mantén frutas y flores separadas.

 

Ya ves lo sencillo que es, ahora te toca a ti ponerlo en práctica.

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